La primera patente de Ángel Pérez Palacios y Aurelio Lerroux, anterior a sus objetivos Hispanoscope, es un procedimiento de “obtención de películas cinematográficas de proyección en pantallas de tipo panorámico a partir de películas del tipo normal” registrada en enero de 1955. Así que la idea inicial parecía ser la de poner al día películas que pudieran perder actualidad debido a la ola arrolladora de las pantallas panorámicas. (Aurelio Lerroux Romo de Oca y Ángel Pérez Palacios: solicitud de registro de patente del 19 de enero de 1955.)
Ronda española (Ladislao Vajda, 1950) sirve de banco de pruebas. En la gacetilla del lifting no se escatima en ditirambos:
“Las giras que con éxitos de imborrable recuerdo llevaron a cabo las chicas de Coros y Danzas de España por tierras de América, sirvió de punto de partida para trazar la interesante y original línea argumental de Ronda española, súper-producción Chamartín reconocida mundialmente como el mayor alarde de la cinematografía española, y que constituyó el comienzo de la ininterrumpida cadena de éxitos del gran realizador Ladislao Vajda. Ahora, en Hispanoscope, renovará en nuestras pantallas aquel grandioso triunfo y resucitará con todo su humano valor la anécdota surgida de uno de aquellos viajes” . (“Noticiario – Ronda Española”, en La Vanguardia Española, 30 de agosto de 1958.)No todos los títulos gozan de igual tratamiento promocional. Los reescalados de El escándalo y Mariona Rebull —cintas producidas originalmente por Estudios Ballesteros en la década de los cuarenta— cuentan con buen apoyo publicitario que busca excitar la nostalgia del espectador por épocas doblemente pretéritas, las que recrean las películas y las del estreno. La adaptación de la novela de Pedro Antonio de Alarcón, una de las obras mayores del caligrafismo a la española y tope de lo permisible por la Censura quince años antes, se presenta ahora “con honores de estreno” en tres cines de la capital: Actualidades, Beatriz y Panorama. No son el Palacio de la Música o el Coliseum, pero indica un esfuerzo considerable en cuanto a tiraje de copias y publicidad.
En 1960 se repone otra adaptación de Alarcón, El capitán Veneno (Luis Marquina, 1950), en “versión anamórfica” distribuida por Samsa Film Cinema. De las nuevas copias, tiradas en los laboratorios Cinefoto de Barcelona, se responsabiliza Rotafilm, en tanto que la producción originaria se acredita a Roptence . No es la única variación. En los nuevos títulos de crédito la cotizada Sarita Montiel post-El último cuplé (Juan de Orduña, 1957) pasa a ocupar la cabecera de cartel por delante de Fernando Fernán-Gómez.
Las panorámicas —el tilt and scan que mencionábamos antes— son en sentido vertical en vez de realizar un desplazamiento óptico horizontal. Por lo demás, nos encontramos con los mismos compromisos, sobre todo cuando uno de los personajes sentado se pone en pie y el reencuadre debe seleccionar al que se va o a los que se quedan. Igual de comprometidas resultan las escenas en las que el protagonista se ve postrado en el lecho del dolor, que constituyen prácticamente todo el segundo acto. He aquí algunos ejemplos de los encuadres adulterados, que son los que se han podido ver en televisión en los últimos años debido a que la copia telecinada es la que había sido sometida al proceso de anamorfización: