sábado, 23 de noviembre de 2024

Kinopanorama soviético en la España franquista

El Kinopanorama fue la respuesta soviética al Cinerama y otros grandes formatos basados en el registro simultáneo en tres películas de 35mm y en su consiguiente sistema de proyección sobre una pantalla cóncava. [https://www.in70mm.com/news/2003/kinopanorama/index.htm

Cuando el Festival de San Sebastián abre la puerta al cine soviético, Cesáreo González estrena en España las superproducciones: Don Kikhot (Don Quijote, Grigori Kozintsev, 1957), presentada fuera de concurso en el certamen de 1964, y Gamlet (Hamlet, Grigori Kozintsev, 1964); Metel (La borrasca, Vladimir Basov, 1964), las tres en Sovscope; Planeta Bur (El planeta de las tormentas, Pavel Klushantsev, 1962), puesta en circulación en 1971; o Tchaikovsky (Tchaikovsky, Igor Talankin, 1969), estrenada también en 1971 con una hora menos de metraje. 

En 1973 será Alta Films, la distribuidora de cine clásico soviético la que logre estrenar en el madrileño Coliseum el ballet Spyashchaya krasavitsa (La bella durmiente, Apollinari Dudko, Konstantin Sergeyev, 1964), también en Sovcolor y 70mm.

En 1967 Suevia Films ha traído a España la tetralogía Voyna i mir (Guerra y paz, Sergei Bondarchuk, 1966), rodada en Sovcolor y Kinopanorama, con copias en 70mm. La primera parte, titulada Austerlitz, se estrena en el remozado Monumental de Madrid, "transformado en sala cómoda, funcional, dotada de amplísima pantalla e instalaciones sonoras capaces de dar la dimensión exacta de los paisajes y las batallas que desarrolla la mano experta del director"...

Sin doble intención política, como no sea la eterna de poner en evidencia los daños causados por las guerras y los vicios, el director y sus colaboradores abren las páginas del descomunal álbum, donde vestidos femeninos, uniformes militares, atuendos cortesanos, son atractivos sumados a la intensa trama, condensadísima, pese a la inevitable longitud. Sobre bellos decorados y panoramas hay que elogiar la partitura, inspirada y adecuada a cada pasaje, fundamental para crear el clima, adentrarlo en el espíritu del espectador. [Tomás García de la Puerta, en Pueblo, 9 de diciembre de 1967, pág. 52.]

Más crítico se muestra Jaime Chávarri en las páginas de Film Ideal:

Bondartchouk ha descubierto un bonito sistema para rellenar la enorme pantalla del Kinopanorama: mover a las tropas en diversas direcciones dentro del fotograma a distintos niveles de altura, salpicando el todo con lentas explosiones de humo blanco. Lo repite una y otra vez. A pesar de las prolijas explicaciones uno no se entera nunca de la marcha de la batalla, pero no importa mucho. [Jaime Chávarri: "Guerra y paz, de Sergei Bondarchuk", en Film Ideal, núm. 208, enero de 1969, pág. 202.]

A mediados de abril toma el relevo la segunda parte, Natacha, y a partir del 15 de julio, se proyectan Austerlitz y Natacha en sesión continua. Una vez pasado el verano entra en explotación la tercera entrega, La batalla de Borodino, en octubre se pueden ver en programa doble la segunda y tercera entregas. La cuarta, El incendio de Moscú, se estrena ya en los cines Palacio de la Música y Mola.

En enero de 1969 comienza la explotación de la tetralogía en Barcelona con el mismo esquema, aunque con plazos mucho más limitados y, a continuación, las cintas circulan por algunas salas de provincias dotadas con proyección en 70mm y con una pantalla adecuada.

Y así es como Suevia Films-Cesáreo González registra en 1967 la "denominación caprichosa Kinopanorama" que nada tiene nada que ver con el logo soviético pero, eso sí, con el mismo nombre.